Un poema de Charles Baudelaire (1821-1867)

La luna ofendida

Oh Luna que adoraban nuestros discretos padres,
Desde el país azul donde, harén rutilante,
Van girando los astros con tocados pomposos,
Mi vieja Cintia, lámpara de nuestros aposentos,

¿Miras a los amantes en sus ricos jergones
Dormir, mostrando el fresco esmalte de sus bocas?
¿Al poeta inclinando la frente en su tarea,
O, bajo el seco césped, acoplarse a las víboras?

¿De dominó amarillo y con pie clandestino
Acudes, como antaño, del crepúsculo al alba
A besar de Endimión la gracia envejecida?

-“Veo a tu madre, hijo de un siglo empobrecido,
Que ante el espejo muestra la usura de los años
Y se adorna ese pecho que te nutrió, con gracia”.

[Tomado de Las flores del mal, Bogotá, Editorial Oveja Negra, 1982, p. 122. Traducción de Antonio Martínez Sarrión].

Comentarios

  1. Parece que el reclamo que le hacemos a nuestro presente es siempre el mismo; almas que vistas a la luz de un pasado idílico siempre lucen empobrecidas, como si el mal pasara de mano en mano a través de los siglos, arrebatándonos nuestra grandeza.El gran enemigo de finales del siglo XX fue el capitalismo salvaje. Y su hermano, ese invisible sin nombre que se alimenta del exceso de información, ese es nuestro enemigo en este nuevo siglo. Uno que inflinge el mismo daño milenario.Otro que nos esclaviza.

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