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G. Álvarez Gardeazábal y Cóndores no entierran todos los días (1971-2021)

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  Gardeazábal: Premio Manacor 1971-2021 Es posible que no identifiquen con facilidad la palabra Manacor, el nombre de un municipio importante en la isla de Mallorca, en el archipiélago de las Baleares, en el Mediterráneo, perteneciente a España. Su capital, del mismo nombre, una ciudad pequeña, organiza desde hace varias décadas, con mucho éxito, el Premio Manacor para varios géneros literarios, entre ellos el de novela. Ese fue el premio que, en 1971, el 27 de agosto, con la presidencia del jurado en manos del autor de El señor presidente , don Miguel Ángel Asturias, ganó un colombiano de apenas 26 años, con los originales de una novela que un año atrás había escrito en Torobajo, Universidad de Nariño, Pasto, mientras dictaba clases de literatura.         Gustavo Álvarez Gardeazábal, el muchacho ganador del Manacor 1971 con la novela Cóndores no entierran todos los días , título que hoy algunos atribuyen a algún tema de ornitología o eco-ambientalista, se refería al “pájaro” que d

A VECES LLEGAN LIBROS (1)

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(No es crítica literaria, sino abrazos a los libros que a veces llegan)   * Alonso Aristizábal ,  La golondrina (novela) ,  Medellín, 2020. (Nota de contratapa de Pablo Montoya). Que yo sepa fue la última novela que escribió Alonso Aristizábal, publicada después de su muerte. Tiene que ver con el atentado al avión de Avianca ocurrido en 1989, donde murió su hermano y un centenar de colombianos, otro crimen del narcotráfico de esa época. La golondrin a la escribió y la reescribió, duró muchos años, en Bogotá, donde residía, confiaba mucho en ella, era su tercera novela. Alonso, también, escribió y publicó varios libros de cuentos, lo mismo que excelentes libros de ensayo sobre Pedro Gómez Valderrama y Álvaro Mutis. Había nacido en Pensilvania (Caldas) y murió en un inesperado 31 de diciembre de 2017, en San Luis (Antioquia).   * Luis Correa-Díaz , Americana-lcd (poesía), Clayton, USA, Valparaíso Ed., 2021. (Nota de contratapa de Anthony Geist). Hace muchos años el poeta ch

Lola Salcedo Castañeda (1950-2020)

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  El twiter del 30 de diciembre, 8:01 p. m., decía: “Para más INRI, acabo este 2020 con tremenda moqueadera, encerrada en mi cuarto y deseando despertar mañana en otro planeta, otro plano espiritual, otra civilización: ¿atenderán mi sueño allá arriba, donde deciden los destinos de los hombres cuando duermen?”. El 3 de enero, cuando me lo reenvió Roberto Montes Mathieu, el cuadrante 122 de la estación de la policía de Puerto Colombia, Barranquilla, reportó que en un apartamento de Pradomar “se presentó un caso de suicidio, se trata de la señora Dolores Salcedo Castañeda de 70 años de edad”. Dolores era, claro, Lola, Lola Salcedo Castañeda, la autora del twiter del 30 de diciembre: Salcedo Lola, @Losalcas, el que nadie, entre sus amigos cercanos, sospechó que terminaría en suicidio, porque, al contrario, tenía seis “Me gusta”. A esa hora Lola estaría, entonces, muerta de la risa, o, como mínimo, sonriendo irónica. A Lola Salcedo Castañeda, la gran periodista de radio, prensa y tele