Un cuento breve de Jules Renard

El sapo

Nació en una piedra. Vive debajo. Y bajo ella cavará su tumba.
Lo visito con frecuencia. Y cada vez que levanto su piedra tengo miedo de encontrarlo y miedo de que ya no esté.
Está.
Allí escondido en su yacija. Seca, limpia, estrecha y a su gusto. La ocupa plenamente, hinchado como una bolsa de avaro.
Si la lluvia lo hace salir, viene y se coloca delante de mí. Unos cuantos saltos pesados. Luego se detiene sobre sus muslos y me mira con ojos enrojecidos. Si el mundo injusto lo trata como a leproso, yo no temo ponerme en cuclillas frente a él, y aproximo al suyo un rostro de hombre.
¡Para acariciarte, sapo, sólo me hace falta vencer el último escrúpulo asqueroso!
Cosas peores hay que tragarse en la vida.
Pero ayer me faltó el tacto. Sus verrugas habían estallado y el sapo fermentaba y sudaba. Le dije:
-Pobre amigo, no quiero ofender. Sin embargo, ¡válgame Dios! Eres feo.
Abrió con cálido aliento la boca pueril y desdentada, y me respondió con un ligero acento inglés:
-¿Y tú?

Cuento breve del autor francés Jules Renard (1864-1910), tomado del libro Cuento y miniCuento, de Ángela María Pérez Beltrán (Bogotá, Página Maestra Editores, 1997), donde hace un análisis del cuento breve o brevísimo y plantea algunas tesis polémicas, que pueden enfrentarse a las de otros autores del mismo género o subgénero.

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