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Mostrando entradas de julio, 2013

Carolina y la muerte

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María Carolina Cuervo Navia, de ascendencia huilense (de Garzón), desde muy niña se vinculó a las actividades artísticas. Primero, a los cinco años, hizo parte del elenco de “Pequeños Gigantes” y luego del muy famoso “Oki-Doki”, en la televisión colombiana. Un poco más adelante pasó al teatro y, en distintas épocas, ha pertenecido a diferentes grupos (incluso, fundó uno) y ha participado en festivales nacionales y en el prestigioso Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Estudió literatura en la Universidad de los Andes y luego ingresó al Taller de Escritores de la Universidad Central y a la maestría de la U. Nacional. Hoy sigue haciendo teatro. En 2009, fue finalista en el Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá, con el libro Nueve maneras de morir , que fuera publicado por la Editorial Planeta, en 2009. Ha escrito obras de teatro, como Veneno . Transcribo el prólogo que escribí para su libro de cuentos en 2009: “De estas nueve maneras de matar (y otros cuentos similares)

Arte y arte(sanía)

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Cecilia Vargas Muñoz Esta exposición en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), “Grandes maestros del arte popular de Iberoamérica. Colección Fomento Cultural Banamex”, inaugurada el pasado 17 de julio y que estará abierta hasta el 1 de septiembre, nos puede enseñar muchas cosas. Lo primero es que busca, desde su misma convocatoria, borrar una injusta y ficticia línea limítrofe entre arte y artesanía, diferencia causada por provenir esta última de sujetos (personas) populares, de materiales no consagrados por las academias del arte (no son lienzos, por ejemplo) y por no moverse en altos mercados financieros (aunque hoy una colección como la de Banamex debe costar una millonada en dólares). La directora, investigadora y curadora de la colección, Cándida Fernández de Calderón, pareciera tener esta visión. Por eso, desde 2007, cuando se inició el proyecto del Banco Nacional de México y su área de Fomento Cultural Banamex, junto con la Fundación Roberto Hernández Ramírez, de recor

Revista Ñ, no. 500

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Portada de Ñ , No.511 Es probable que muchos lectores nunca hayan terminado un libro, o que jamás lo hayan tenido en sus manos. Sin embargo, pueden haber sido voraces lectores de revistas. Populares, académicas, especializadas, monográficas o de miscelánea. En mi casa siempre recuerdo haber tenido de niño a Life , Mecánica Popular , Semana , Cromos y Selecciones del Reader’s Digest . Más los suplementos literarios dominicales que (por una estulta audacia de los directores y dueños de los periódicos) fueron masacrados. Pero en Colombia no ha existido una tradición seria de revistas culturales. Por épocas, esporádicamente, hemos tenido algunas oficiales y otras privadas. Yo destacaría la que fundara Jorge Gaitán Durán, Mito , y, quizás, Eco , de la librería Buchholz. Lo demás ha sido una serie de esfuerzos individuales con resultados parciales o precarios. Las revistas culturales que han tenido países como Francia, Estados Unidos, España, México o Argentina, no han sido de nuestro

¿Quién era Néstor Sánchez?

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Néstor Sánchez Si pasado un tiempo después de sus últimas publicaciones, alguien preguntara de dónde era García Márquez y otro escritor respondiera que mexicano, es lo mismo que Federico Andahazi haya respondido, en 2001, que Néstor Sánchez, habiendo sido un escritor muy reconocido, no era argentino, sino mexicano. Fue lo que conté en mi pasada columna. Por eso, Federico me ha respondido desde Buenos Aires, antes de salir para ciudad de México a lanzar su nueva novela El libro de los placeres prohibidos , que “peor lo debe haber pasado Néstor Sánchez cuando sus propios amigos le rindieron un homenaje creyéndolo muerto. Si es que se enteró”. Néstor Sánchez Fue la gran paradoja de Néstor Sánchez (Buenos Aires, 1935-2003). Combatió lo que él llamaba la “estafa biológica”, esta farsa de vivir tan poco, pero aún sin haber muerto algunos lo enterraron vivo, muchos lo olvidaron y otros le cambiaron el origen. De nada le sirvieron las lecturas de Gurdjieff y las de Castaneda: jamás

Andahazi y Néstor Sánchez

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Había invitado a los escritores Mario Barrero y Alfredo Laverde para que me acompañaran en la entrevista que le haríamos al novelista argentino Federico Andahazi, de visita a Bogotá en 2001, con motivo del lanzamiento de su última novela sobre el poder, El Príncipe . Siempre he apreciado de manera muy especial a los escritores argentinos y esa grabación la utilizaría en un evento público de la Universidad Central. (A los escritores argentinos en colectivo, ya que no se lo han dado a nadie en particular, debieran darles un Nobel de Literatura, simbólico). La entrevista fluía con interés por distintos problemas de la literatura latinoamericana y Federico Andahazi (Buenos Aires, 1963), autor, entonces, de obras reconocidas como El anatomista , El árbol de las tentaciones y Las piadosas , hablaba de manera discreta y certera. De pronto, yo me devuelvo en el tiempo y le recuerdo una polémica de los años sesentas relacionada con los escritores que superaron la importancia del argumento y se