La primera página
Creo que es una idea que, en mi caso, conjuga varios antecedentes.
Una de ellas es la siguiente.
Una de ellas es la siguiente.
En mi propuesta de lo que he llamado “pentafonía de la creación
narrativa”, parte modular de mi libro El universo de la creación narrativa
(Ediciones El huaco, 2010, 2014), cuando hablo de la relación, es decir, de lo
que integran historia-argumento-trama en una obra narrativa, una parte la
dedico al inicio específico y concreto de ese momento, no como presupuesto
teórico, no, sino a las palabras que dan comienzo a la novela, al cuento, a la
crónica, al testimonio, a la autobiografía o a la biografía novelada, etc. Allí,
en dicho libro, lo llamo “apertura”, concepto que tomo de la ciencia del
ajedrez en toda su extensión. Porque cuando comenzamos la escritura de un texto
narrativo, la apertura significa el movimiento inteligente que, desde ya,
buscará, en un corto o largo plazo, terminar en un brillante jaque mate. Eso es
lo que uno marca en las primeras jugadas de la partida. En el inicio del texto
narrativo, la apertura es el gran -extenso y provocador- párrafo, o los varios
párrafos cortos, invocatorios, de lo que será el gran cuento o la gran novela.
En síntesis, la apertura, es decir, la primera página, convertida en la llave
protectora del texto, como tema melódico o contrapunto que va y viene, será la
estrella, entre oculta y parpadeante, que tendrán que recordar el escritor y el
lector, mientras avanza sigilosa la historia: la primera página se convierte en
la secreta y temida advertencia que aún nadie entiende y que, un poco más
tarde, coincidirá con la fatalidad de un final impredecible.
Ahora, junio del 2020, mi idea en el programa “Cogiendo el tono. Primera
página”, en mi canal de Youtube, inaugurado el pasado viernes 5 de junio, a las
7:15 de la noche, es la de leerles la primera página, solamente la primera, de
las novelas que han ido quedando en la contabilidad del canon occidental.
Comencé por el final -no tendré orden alguno, salvo el de la hipotética calidad
literaria que dan el tiempo, los historiadores y los lectores-, por El
último encuentro (1942), del escritor húngaro Sándor Márai.
¿Quiénes seguirán? Me gustaría que mis lectores me ayudaran proponiendo
títulos (novelas, solamente), a mi correo isaias1317@gmail.com
Genial verlo en Youtube profe (del que ya hacía parte indirectamente hace algún tiempo) El último encuentro es un libro soberbio. Es brillante n su estructura conversacional, la película Los dos papas me lo recordó hace poco.
ResponderEliminarExcelente que retomes tu blog. Siempre es grato leerte.
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