Un cuento de Guillermo Velásquez Forero

Vuelo heroico


Uno que se atrevió a volar entre los rascacielos, se estrelló contra un edificio transparente; su ilusión de vuelo rebotó abatida por las trampas del cielo, y cayó desnucado. Los sobrevivientes rematamos las alas en subasta pública y ahora andamos a pie, aprendiendo a subsistir de milagro en el asfalto, pues no existen gafas o lentes de contacto que nos permitan ver los muros invisbiles.



Guillermo Velásquez Forero nació en San Vicente de Chucurí (Santander), nombre sacado de una de sus minificciones, y vive en Tunja aprendiendo el frío desde hace 30 años. Aunque poeta (ha ganado varios concursos de poesía y cuento a nivel departamental y nacional, y ha publicado libros como Militante sin reino y Luz de fuga), su especialidad es el cuento corto. El año pasado publicó, con prólogo de Guillermo Bustamante Zamudio, una recopilación de sus cuentos con el título de La bestia divina, que somos todos los humanos. En general, un animal parecido o del género de los insectos, nos piensa o en su transformación le sucede algo que nos puede inquietar (para no decir "enseñar"). Y Guillermo lo estampa en un cuento rápido. Como en el que hoy sábado de cuento, publico, tomado de La bestia divina, edición de la Gobernación de Boyacá, Secretaría de Cultura y Turismo.

Comentarios

  1. APRENDIENDO EL FRIO
    No soportó sino nueve meses del calor apacible y terminó la holgazanería en una cálida cuna en el hospital de San Vicente.
    Más tarde, más luego, aún asfixiado por el bochorno maternal prefirió largarse para Tunja, reconcilíandose con el frío y con la historia muisca.

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