Un poema de Charles Baudelaire (1821-1867)
La luna ofendida Oh Luna que adoraban nuestros discretos padres, Desde el país azul donde, harén rutilante, Van girando los astros con tocados pomposos, Mi vieja Cintia, lámpara de nuestros aposentos, ¿Miras a los amantes en sus ricos jergones Dormir, mostrando el fresco esmalte de sus bocas? ¿Al poeta inclinando la frente en su tarea, O, bajo el seco césped, acoplarse a las víboras? ¿De dominó amarillo y con pie clandestino Acudes, como antaño, del crepúsculo al alba A besar de Endimión la gracia envejecida? -“Veo a tu madre, hijo de un siglo empobrecido, Que ante el espejo muestra la usura de los años Y se adorna ese pecho que te nutrió, con gracia”. [Tomado de Las flores del mal , Bogotá, Editorial Oveja Negra, 1982, p. 122. Traducción de Antonio Martínez Sarrión].