BITÁCORA RIVERIANA (1). EDUARDO NEALE-SILVA

 


BITÁCORA RIVERIANA (1)

Sobre Eduardo Neale-Silva

 

La historia literaria suele ser injusta e ingrata con los escritores que se dedican a preservar la memoria de otras personas. Nadie recuerda sus nombres y si pasaron por alguna universidad, el olvido los cobija, fácilmente. Lo he comprobado con Eduardo Neal-Silva, el único biógrafo, hasta ahora, de José Eustasio Rivera.

        Guardo un par de cartas suyas, de cuando, hace un poco más de 35 años, quisimos (el Departamento del Huila) traerlo a Colombia para el primer centenario del nacimiento de José Eustasio Rivera (1888-1988), a quien él le dedicó varios lustros de investigación hasta publicar la extensa y única, repito, biografía, Horizonte humano. Vida de José Eustasio Rivera. Fue imposible que viniera porque ya no resistía la altura de Bogotá.

La biografía sobre Rivera debía ser continuada, como lo dice Neale-Silva en la “Introducción”, pero no ha sido escuchado. En 19141 recibió el apoyo de una beca de la Fundación Guggenheim de Nueva York y duró en terminar la biografía dos décadas. Recogió testimonios en Colombia y en Estados Unidos, intercambió correspondencia sobre el tema, revisó la prensa de más de medio siglo. Y su investigación, que se lee, a veces, como una novela, fue editada en inglés y español en 1960. La versión nuestra apareció en el Fondo de Cultura Económica de México.

        Dicen el internet y algunas instituciones que Eduardo Neale-Silva nació en Talca, centro de Chile, en 1905, y murió en Madison, Wisconsin, Estados Unidos, en 1989. Después de haber estudiado lenguas en Santiago de Chile, había pasado, siendo muy joven, a la Universidad de Wisconsin, cerca de los fríos lagos del norte, donde trabajó el resto de su vida como profesor e investigador literario. Publicó varios libros, otro dedicado a César Vallejo, pero el grande fue el de Rivera Salas.

        La biografía está dedicada a “A Colombia, gran nación, cuna de héroes, ciudadanos y letrados”. Sin embargo, Colombia, es decir, sus gobernantes y gentes, nunca se dieron cuenta. No sé si la familia Rivera Salas, tampoco, porque Jaime Zuluaga, el más cercano, por entonces, a la familia, creo que nunca ha dicho nada. En mi caso, lo he leído y releído, subrayado y resaltado a distintos colores, lo he fotocopiado y regalado empastado en épocas en que no se consigue. Hace dos meses, Alberto Moreno, escritor laboyano, me hizo llegar una copia digitalizada, tomada del original de 1960, distinta a la de tapa ilustrada con la foto de Rivera y una orquídea abajo a la izquierda, de 1986.

Leí la biografía Horizonte Humano. Vida de José Eustasio Rivera durante un año entero, en 1987, con el cuidado de quien quiere sacar de allí lo esencial -siendo esencial todo en Rivera-, y así escribí una especie de guion literario que publiqué con el título de Breve historia de José Eustasio Rivera, para que nadie se quedara sin conocer la intensa, brillante y ejemplar vida literaria y política (casi siempre desconocida) de Rivera. La única manera, además, de entender La Vorágine. Y porque leer las 500 páginas de Neale-Silva, aunque es lo ideal (siempre lo aconsejo), no lo puede hacer un estudiante repleto de tareas y menos el profesor que agota el día llenando cuadritos de control. Sin Neale-Silva no hubiera escrito yo mi breve historia de Rivera. La misma, aumentada con datos investigados luego de la muerte del chileno, que publicará el Ministerio de Cultura dentro de poco, con un paginaje que parece una novela corta. Humilde homenaje a Neale-Silva y a Rivera, el expedicionario de ríos y selvas que marcó límites en todos los sentidos

        CODA. ¿En dónde está el archivo que Eduardo Neale-Silva utilizó para la escritura de su biografía sobre José Eustasio Rivera? ¿Lo tiene la Universidad de Wisconsin? ¿Podría el Ministerio de Cultura, en cabeza de Juan David Correa, recuperarlo? Ese archivo debiera ser la primera pieza del Centro de Documentación J. E. Rivera, por fundar en Bogotá, Neiva o Rivera. O donde sea.

Comentarios

  1. Excelente recordatorio, merecida memoria para José Eustasio Rivera. Los grandes hombres tienen por tumba la tierra entera.

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  2. Gracias por el aporte. En efecto, gracias a Neale Silva, la vida y obra de Rivera se volvió a conocer. Busco esa documentación dejada por Neale en algún lugar. Hay fuentes perdidas, como también, inconsistencias en sus citas que la familia o la casa editora pudiera ayudar a corregir.

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