Elena Ferrante en la Feria del Libro de Bogotá
Por
poco se va en vano la entrevista “La
ausencia insoportable” (Arcadia, No.
126), que le hizo Santiago Parga a la escritora italiana Elena Ferrante, quien
desde el siglo pasado utiliza el anonimato, sin que se sepa si ese es su verdadero nombre. Si lo fuera, no le saldría
mala la broma.
La
salvaron las cuatro últimas respuestas en la entrevista.
Cuando
le preguntan por Proust y la estructura de sus novelas dice que “Hay páginas
geniales sobre la autonomía absoluta de las obras y sobre lo efímero que es el
‘yo’ que las escribe: un yo inestable, sepultado bajo los muchos yo de nuestra
individualidad, difíciles de desentrañar, fáciles de perder”.
Le
preguntan por la relación entre obra, política y comentario social, y dice que
“en una novela la crítica social y política debe ir de la mano con las
experiencias de los personajes”. Porque, “lo queramos o no”, esos problemas
“están inscritos en nuestra carne, en las palabras que usamos, en la manera
como reaccionamos. Es eso lo que quiero reproducir cuando escribo”.
Sus
autores latinoamericanos favoritos tienen que ver con su infancia, cuando
aprendió a contar. “Vargas Llosa, Sábato, Onetti, Paz, García Márquez, Fuentes.
Pero también, naturalmente, Borges, Cortázar, Cabrera Infante. Y luego Rosa
Montero. Y Bolaño. Pero sobre todo, la extraordinaria Clarice Lispector. Su Pasión según G. H., fue para mi una
lectura decisiva”.
¿Qué
podría resonar de su obra en Colombia? “La lucha por salir de la miseria en la
se nace. La exploración de la caótica amistad femenina. El choque con la
cultura patriarcal y la violencia masculina. El telón de fondo que ofrecen
Nápoles y las experiencias italianas: un libro debe tener raíces locales
robustas. La sensación de aniquilamiento frente a la máquina del universo y su
ausencia de sentido”.
Elena
Ferrante, si los amigos de la guerra no lo impiden, estará como invitada especial en la próxima Feria
Internacional del Libro de Bogotá.
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