El humor de Lisandro Duque Naranjo


En su nueva película, Los actores del conflicto, que parodia la trillada frase de los violentólogos y periodistas políticos, “Los factores del conflicto”, su director Lisandro Duque Naranjo acude, de nuevo, a su mayor rasgo estilístico: el humor. Es de los pocos artistas colombianos, Lisandro, que no rompe la unidad entre lo que se es personalmente y cuanto se proyecta, en el caso suyo, en cine, periodismo y, espero, en sus ya anunciados cuentos. Al humor le suma una excelente calidad en la narración del relato cinematográfico, que lo hace sutil, rápido, emotivo. Tema difícil, la guerra, para hacer chistes, como oí decir el día del estreno, porque el problema político colombiano –la guerra que vivimos desde hace 60 años, cada día con mayor número de “factores”, con mayor complejidad, y más dolores para indemnizar- lejos de estar resuelta, resulta cada día más peligrosa para todos. Tal vez por eso, en manos de un guionista como Lisandro, con una gran conciencia del conflicto, haga que la estructura humorística (la comedia) se pierda hacia el final de la película, y aparezca la tendencia dramática, más que la cómica. La línea narrativa, que ha partido de un conflicto cómico, de una especie de picaresca, va tornándose trágica y dramática, para al finalizar volverse rosa e irreconocible. Pero, cuando uno vuelve atrás sobre las humoradas negras, algunas muy negras -como sucede con el acto de “limpieza”, tan común en nuestros pueblos ahora, del pobre yoga del pueblo-, que se tejen, además, con gran pericia artística, cae en la cuenta de que con el humor, Lisandro le dice al espectador, ríase, pero no se le olvide que la cosa va en serio. Y al final, uno se levanta pensativo, porque el humor es otra manera de ver las tragedias del ser humano, como esta de Colombia que no para.

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