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Mostrando entradas de agosto, 2016

Medina y Márceles hablan de biografías

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Recibí dos cartas de amigos escritores que hablan de la necesidad de escribir y publicar más biografías en Colombia. Es un tema que ha despierta muchas inquietudes. Acá transcribo sus cartas. Primero la del crítico de arte y escritor, barranquillero, Álvaro Medina Amarís, y luego la del narrador y crítico de arte, cataquense, Eduardo Márceles Daconte: Álvaro Medina 1.- "Mi estimado Isaías: En Colombia no se escriben biografías, sobre todo de personajes políticos, porque hay mucho chanchullo que ocultar. Por eso no se cultiva, ni por asomo, la autobiografía, porque autobiografía publicada podría terminar siendo autobiografía rectificada. Pero bueno, atendiendo tu inquietud, por lo demás válida, ¿qué tal una biografía no autorizada de La Gata o de José Obdulio Gaviria? Las biografías no autorizadas existen en muchísimos países, pero porque el autor tiene la seguridad de que, al doblar una esquina, un sicario no le pegará un tiro en la nuca. Total, quedarían las bio

Necesitamos biografías

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C Uno de los libros, entre varios otros, con los que inicié mi carrera literaria, cuando apenas hacía bachillerato en el Colegio Nacional Simón Bolívar de Garzón, fue una biografía que encontré en la biblioteca y que nadie nunca había leído. Necesitaba escribir un artículo sobre la poesía de José Asunción Silva para el profesor de español y literatura Antonio Navarro, un estudiante santandereano de medicina que había abandonado sus estudios y había encontrado en la enseñanza de la literatura una opción apostólica, como lo era ese reducto episcopal del sur del Huila. La biografía, cuyo título no recuerdo, era de un historiador, creo que bogotano, llamado Alberto Miramón, y hoy la recuerdo como una explicación de la obra literaria del poeta bogotano a la luz de todo lo que le había sucedido a Silva, incluidos, por supuesto, los pasajes referentes a su hermana. No recuerdo si escribí el artículo o di la “lección”, pero jamás he olvidado la biografía y las deliciosas horas que pasé,

José Monleón (1927-2016)

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José Monleón Lo recuerdo sentado en una mesa de escritorio, frente a un auditorio pequeño, cuando nos dictó un seminario sobre temas que buscaban apoyar la escritura de una crítica teatral en Colombia, por allá en 1994. Lo había organizado Clarisa Ruiz en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. El Ministerio de Cultura nos había concedido unas becas para que asistiéramos al seminario en Bogotá, Medellín y Manizales. Allí lo escuchamos, entre otros, Epifanio Arévalo, Jorge Prada, Martha Sánchez, Ramiro Tejada, Domenici, Fernando Duque, un grupo de más de una docena de amantes del teatro. Desde fuera, los españoles habían visto cómo nuestro teatro había pasado del teatro de autor al de creación colectiva, por ejemplo, y cómo las escuelas europeas, con sus grandes directores e iniciadores de nuevas teorías sobre el montaje y la actuación, seguían sacudiendo la escena mundial. Monleón era un gran observador y le gustaba guardar, de manera crítica, sus distancias fr