Daniel Villabón Borja y Juan Manuel Rodríguez, ganadores

El jurado del Concurso Nacional de Novela Corta “Premios de Literatura Universidad Central 2010”, integrado por Augusto Pinilla, Ricardo Silva Romero y Jorge Eliécer Pardo (en la foto, de izquierda a derecha), otorgó a la obra titulada La soledad del dromedario, de Daniel Andrés Villabón Borja (en la foto con Jorge Eliécer Pardo, jurado) , el Premio de Novela Corta. “La extraordinaria construcción de su personaje principal, la atmósfera de soledad y extrañamiento que logra comunicar, y la inusual temática que maneja”, fueron las razones del jurado.
El premio, organizado por el Área de Creación Literaria del Departamento de Humanidades y Letras de la Universidad Central, consiste en $4.000.000, y la publicación de la obra.
Se recibieron 67 novelas, en las que se aprecia "un auténtico interés y conocimiento de los problemas de la realidad colombiana y un buen nivel de escritura en casi todos los trabajos anteriores".
En versiones anteriores, el Premio de Novela Corta “Premios de Literatura Universidad Central 2010”, lo ganaron Alejandro Cortés, con Notas de inframundo (2009); Alejandra López González, con Hot hot Bogotá (2008); Javier Correa Correa, con Si las paredes hablaran (2006); Oscar Pantoja, con El hijo (2001); y Juan Alberto Conde Aldana, con Punto ciego (2000).
Daniel Andrés Villabón Borja, nacido en Ibagué, Tolima, en 1986, reside en Bogotá desde los cuatro años de edad. En la actualidad se desempeña como empleado en una fábrica textil. Ha sido tallerista en la Biblioteca El Tintal. La soledad del dromedario, la historia de un jorobado triste, es su primera novela.
Asimismo, el jurado reconoció como finalistas las siguientes novelas: Literafobia, de Jairo Andrade López, y El lector de policiales, de Martín Andrés Doria Cerreda.

El jurado del Concurso Nacional de Cuento “Premios de Literatura Universidad Central, 2010”, integrado por los escritores Alejandra Jaramillo Morales, Jaime Alejandro Rodríguez y Octavio Escobar Giraldo, otorgó a “Rayitos”, de José Manuel Rodríguez Walteros, el Primer Premio de Cuento. Se recibieron 69 cuentos, “en los que se aprecia la calidad de buena parte de los concursantes y su capacidad para contar con éxito una historia”, según anotó el jurado.
José Manuel Rodríguez Walteros cursó el Taller de Escritores Universidad Central en 1987, fue mención de honor en el Premio Casa de las Américas y, en la actualidad, reside en California.
Asimismo, el jurado reconoció como finalistas los siguientes cuentos: “Silencio… Se rueda. Macabro suceso en Bogotá”, de la española Sara Fernández Rey, egresada de la Especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central; “La chaqueta del pielroja”, de Jairo Andrade López, y “Sublime libertad”, de Patricia Amparo Bernal Ospina.
La entrega de los premios, con la presencia de los jurados, se realizó en el Teatro de Bogotá, de la Universidad Central, el pasado lunes 22 de noviembre.

Comentarios

  1. Qué bueno por Daniel¡¡¡ Un gran amigo mío¡¡¡
    Tuve la oportunidad de leer su primer capítulo, antes de que fuese corregido por su autor. Un excelente personaje, y es allí donde radica la potencia de esta novela.

    Lo importante de un concurso no es realmente el premio, sino que la gente se acerque a leer el libro...

    ResponderEliminar
  2. Es una alegría ver como nuevas voces van surgiendo en la literatura. Conozca a Daniel desde hace varios años. Se dé su empuje y disciplina con la escritura. El jorobado de La Soledad del Dromedario es un personaje extraordinario. Un premio bien merecido.

    ResponderEliminar
  3. ¡Excelente! Se ven los frutos del taller y la capacidad de convocatoria de este concurso. Felicitaciones por tu gestión, perseverancia y fe en abrirle espacios creativos y literarios a las nuevas y viejas generaciones.

    ResponderEliminar
  4. Qué bien Daniel; este es un reconocimiento a la constancia y a la vocación por las letras. Qué bien Universidad Central; este concurso es una prueba de su compromiso con las nuevas letras colombianas.

    ResponderEliminar
  5. Lamento informar que ese nido de ratas a donde iban los marijuaneros de la biblioteca tintal, me refiero a ese antro, ese chuzo de cuyo nombre no logro acordarme, fabula, y como no acordarme si de ese moridero y gracias a los efectos de la marihuana logre acercar una muchacha a mi casa, ya que se encontraba en total abandono y este buen samaritano le hizo un hijo, asi que ojala se pudra ese cucho que atiende remal a los clientes que como yo compran, aunque sea una y la rindo una hora o dos, depende. pero a ese cuchitril acostumbraban a ir una mano de goteras, entre ellos uno bajito que tampoco logro acordarme pero que le tiembla la cerveza cuando la tiene en la mano, este temblenque de baja estatura es uno de los que se emborracha a costillas de los guebones zeudoliteratos que asistian a esta bazofia de podredumbre, bueno se me agotaron las palabras

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Un minicuento de George Loring Frost (JLBorges)

Pitalito-Isnos-Popayán

II Concurso Nacional de Cuento RCN-MEN