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Mostrando entradas de febrero, 2013

La película de J. E. Rivera

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La vida de José Eustasio Rivera fue de película. Fue lo que quise decir hace 25 años cuando publiqué Breve historia de José Eustasio Rivera (1988), basado, entre otros textos, en la biografía que escribió el chileno Eduardo Neale-Silva, con el título de Horizonte humano. Vida de José Eustasio Rivera (1960). La Breve historia sirvió para que Guillermo Plazas Alcid tramitara y se expidiera la ley que garantizó la conmemoración del centenario del natalicio de Rivera en 1988. Se creó, entonces, la cátedra riveriana, que me parece ver en decadencia; se gestionó la fundación de una casa museo sobre Rivera y su obra; motivamos las convocatorias de la Bienal de Novela J. E. R., y de guión para hacer la película sobre La Vorágine ; se reeditaron sus libros, etc. Pero mi idea de la película sobre la vida y la obra de Rivera siguió en el vacío. Como tampoco se ha podido realizar una película colombiana sobre La Vorágine , que sí filmaron los mexicanos y que para televisión acá hizo Lisandr

J. M. Coetzee, 73 años

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(Tomado de  Diario del Huila , Neiva, 9 de febrero de 2013, en donde con este artículo comencé a escribir una columna quincenal sobre temas culturales y artísticos). Hoy, 9 de febrero, cumple 73 años. En las portadas de sus libros se llama J. M. Coetzee, pero firma sus cartas tan solo con su primer nombre, John. La “m” de Maxwell, desaparece. Ganó en 2003 el Premio Nobel de Literatura, que recibió en diciembre de ese año con una sorpresiva pieza narrativa, titulada “Él y su hombre” (su único cuento, pues su obra se compone de novelas y ensayos extraordinarios). La biografía J. M. Coetze. A life in writing , la única autorizada por el autor, terminada hace dos años por John Kannemeyer (1939-2011), vertida del surafricano al inglés, fue publicada en Australia a finales de 2012 y ya sabemos que allí, en más de 700 páginas, se le cuenta al lector, con la  sobriedad que Coetzee irradia, acerca de una vida dedicada a escudriñar y valorar con absoluta franqueza, las complejas y contr

Escribir, competir, concursar

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Carlos Castillo Quintero Piedad Bonnett escribió el domingo 27 de enero, en su columna dominical de El Espectador , un artículo que tituló “Escribir y competir”. “A la hora de escribir no tiene ningún sentido competir”, dice. Y, con toda razón, concluye que el camino del escritor es “el de la exploración y el riesgo”. En su columna, Piedad alude a varios temas de mucho interés, incluido el del Hay Festival y la competencia de titulares que la prensa arma alrededor de escritores que banalizan la dignidad del escritor (aunque critiquen la banalización de la cultura en los periódicos). También, Piedad se refiere a los concursos literarios y a los premios. Al Nobel, por ejemplo. Incluso, como lo dice ella, el Nobel no significa nada “en términos absolutos”. Por eso –digo yo-, algunos lo ganan para salir a exhibirlo, vanagloriarse y escribir luego libritos; mientras otros, en cambio, es como si les abrieran la puerta para escribir, con mayor dignidad y esfuerzo, otros libros (leer las