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Mostrando entradas de enero, 2011

Aceitedeperro y Puesto de Combate

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Dos revistas para comenzar a leer antes de que comience febrero: La nueva, la dirigida por la escritora y actriz Carolina Cuervo Navia, que tomó su nombre de un cuento del escritor norteamericano Ambrose Bierce, a quien se le rinde homenaje en este número, y que ellos (Carolina y los editores de la revista) han decidido escribir de corrido, en una sola palabra, porque corre rápido: Aceitedeperro . Serán dos números al año y el tema de fondo siempre será el cuento, tal vez de perfil siniestro o de género negro, o algo que ellos se inventen parecido. Excelente material, buen diseño, atractiva, inteligente, bien documentada, combina la producción nacional con la internacional, recuerda a los clásicos y nos alerta sobre los actuales: Bierce, Poe, Saki, Quiroga, Chejov, Piñera, Claudia Hernández, Carlton Mellick (ficción bizarro), Jeremy C. Shipp, Santiago Roncagliolo, Germán Espinosa, Rodolfo Ramírez, etc. Suerte, que arrancaron bien. [La portada, que impresiona y desconcierta, desafortu

Un poema de Francisco Garzón Céspedes

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COMO UN GATO Francisco Garzón Céspedes [Me dice su autor, Francisco Garzón Céspedes: "No es poesía concreta, sino poesía experimental que une al verso libre los recursos del concretismo, a lo que llamé poemas estructuras (NO estructurales por aquello del estructuralismo como Movimiento). Sino por lo de "estructura" como significado más directo. Además de lo visual, lo sonoro permitió que fuera grabado coralmente (solista y coro). La voz solista para la radio la hizo Raquel Revuelta (Teatro Estudio, y en cine "Lucía" y tanto y más, la primera figura del teatro cubano, luego la Presidenta de su Consejo Nacional de las Artes Escénicas -por cierto están por salir impresos dos de mis libros en Cuba)]. Quienes deseen ver el poema y otros del autor, pueden ingresar a la página de Ciinoe (Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica).

Pregrado de Creación Literaria, en la U. Central

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Una de las mayores experiencias en la Universidad Central de Bogotá, el año pasado, fue la de iniciar el primer semestre de la carrera o pregrado de Creación Literaria, aprobado para cuatro años. Sinembargo, muchas personas me han preguntado por los perfiles laborales de quienes egresen de dicho programa. Y mi respuesta es muy sencilla. Queremos tener un profesional de las letras que pueda abarcar desde la creación misma, es decir, la escritura de ficción, argumental o documental, hasta las disciplinas y oficios afines que se amarran a la creación literaria: las propias de un académico que pueda desempeñarse como profesor, conferenciasta o asesor; las de una persona viculada a los oficios editoriales, en todas sus facetas; las de un gestor cultural con conocimientos plenos de la actividad literaria; las de un escritor fantasma, o las de un escritor que pueda asumir la redacción de una monografía biográfica o de tipo histórico; las relacionadas con la prensa escrita o con las nuevas tec

Luis Hernando Vargas Villamil y La Gaitana

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Una figura emblemática en la historia del sur de Colombia es el de la indígena, cacica la Gaitana, que vengó la muerte violenta (quemado) de su hijo, matando a su asesino, el conquistador Pedro de Añasco, de manera, también, violenta. Esa historia, doblemente violenta, como todas las de la historia vieja y actual de Colombia, la contó de manera novelada, bajo un formato encabalgado entre el diálogo teatral y el radiofónico, el médico (¿o abogado?) Luis Hernando Vargas Villamil, a quien yo creía desaparecido hacía años, pero que el domingo pasado me sorprendió con un aviso de su fallecimiento en Bogotá. Había nacido en 1916. No se si escribió otras obras. Y sólo recuerdo que su novela, La Gaitana (1959), fue llevada en algún momento a las tablas como obra de teatro. Ojalá se escribiera un poco más sobre su vida y obra. En el parque principal de Timaná se encuentra un monumento a la Gaitana (foto).

Un poema del peruano Emilio Adolfo Westphalen

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Amor eterno Emilio Adolfo Wetphalen Da miedo, a veces, encontrarse con que el camino cae a pico y que hay que bajar agarrándose con las uñas de las rocas. En esta circunstancia, no se puede sino aconsejar que a cien metros del suelo se suelten las manos. La caída es deliciosa: el cuerpo se ha hecho permeable; lo atraviesan flores, hojas aromáticas; riachuelos, algas, espuma del mar, hilos de lluvia, cabellos de mujer, copos de nieve. Estos, al fin, se solidifican a su alrededor, para luego estallar tal una granada arrojada con violencia al rostro de la mujer amada, que aparece sonriente tras las trayectorias vertiginosas de los granos rojos. (Emilio Adolfo Westphalen nació en Lima en 1911 y murió allí mismo en 2001. Está considerado como uno de los continuadores de la moderna e inmensa poesía peruana del siglo veinte).