Ciao, Salinger

Ante la evidencia, no hay mucho por decir. El gran J. D. (Jerome David) Salinger ha partido, sin dolor -el dolor es el nuestro-, para su reencuentro con Holden Caulfield y nos ha dejado cuatro libros (no más, apenas unos más que Juan Rulfo). Cumplió su promesa de no dar entrevistas, al contrario de otros escritores famosos que en mil entrevistas dicen que nunca dan entrevistas (y los periodistas lo repiten en cada entrevista). Esos cuatro libros, más cortos que largos, fueron: El guardián entre el centeno (1951), Nueve cuentos (1953), Franny y Zooey (1961) y Levantad, carpintero, la viga del tejado (1963).
En Argentina, como me lo ha recordado el narrador Juan Bautista Duizeide, Sudamericana la editó con un nombre perfecto, que luego Salinger desautorizó, El cazador oculto. Pero la edición española ganó por ser más cercano al original, The catcher in the rye.

Había nacido el 1 de enero de 1919 en Nueva York. Y no volvió a levantarse desde mayo pasado, cuando sufrió un pequeño accidente en su casa. Su novela legendaria inmortalizó la juventud rebelde de Holden Caulfield cuando la sociedad norteamericana padecía de cuaquerismo puro. Y nos dio una lección de cómo manejar el tiempo narrativo sin obstruir la sencillez del sentido, ni la tensión de la historia. Sin dudas, El cazador oculto, o El guardián entre el centeno, se recordará por ser magistral en todos los sentidos, desde su matemática brevedad hasta el haber logrado trasmitir la inmensa complejidad humana del personaje y su caótico mundo circundante. El cazador ha partido. Sus libros ha quedado. Ahora somos sus guardianes frente al abismo.

Comentarios

  1. " ...No cuenten nunca nada a nadie.En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo". Es el final.

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  2. Andrés Mauricio Muñoz31 de enero de 2010, 19:34

    Muy buena nota, maestro Isaías. El Guardián entre el centeno es una de las mejores obras que he leído.

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  3. El guardián ha sido un libro que me cautivó por su aventura, desdén y rebeldía, de alguna forma es la continuación de un Tom Sawyer o Papelucho, por supuesto hablando en términos personales y extraacadémicos que son los que más me importan. Espero que haya sido un buen final para Salinger, tan lindo como el final del guardián, cuando Holden está en el carrusel con su hermanita. Saludos

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  4. - ¿Y al guardian quien lo cuidó? pregunta un periodista.
    - Entre tanto senteno jamás logramos encontrarlo - respondió el policía.

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  5. Hola Isaias, iba a comentar tu reseña, pero de inmediato surgió aquello de tener cuenta y las claves.
    Voy a reconstruir lo que había escrito y se borró al efectuar el registro:

    Que no tuve suerte, al leer el libro en soberano españolete.
    De tal suerte que las tan esperadas y efectivas expresiones adolescentes de Caulfield, a lo mejor las pierde la gilipollas que tradujo la novela. De todas maneras alcanza a vislumbrarse el complejo mundo de éste Holden, a lo mejor mas complejo que el propio Quentin de Faulkner. Claro con todas sus desmesuras, que van del pobre adolescente que practicaba el golf, hasta su efectiva sicopatía de norteamericano, sin posibilidades de cura como Woody Allen. Así pues que nada de comparación con el internado que sufriera el pobre Joaco o tu . Lo dicho, faltó Cortázar para poder penetrar en la espléndida sordidez de ese adolescente, un tanto oscuro o mejor desteñido a fuerza de la doble moral aprendida por los españoles que se cagan de verdad en la leche, la hostia y hasta en Dios, pero nos arrebatan de labios del posible "desadaptado" rico, la confesión del veneno claro, para descifrar el origen de la chispa que desata la oscuridad del hombre. Ese desprecio por lo humano que nos acerca tanto a Fernando Vallejo con su primera persona como una daga ensangrentada.
    Si conoces una mejor traducción, recomiéndamela y
    hablamos.
    Al parecer tengo blog. Si es así , éste se consigue con el nombre del escritor aventurero que escribía TACUINIS. Como se llamará lo que de ahora en adelante escriba por esos lares, si existo.
    M.P.

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