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Mostrando entradas de enero, 2009

Un cuento de Augusto Monterroso

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La Oveja negra En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.Fue fusilada.Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. Augusto Monterroso (1921-2003) escribió poco y breve, con ojo fino y un sentido del humor negro difícil de alcanzar. Siempre se recuerdan cuentos suyos como “El dinosaurio”, “La Cucaracha soñadora” o “El espejo que no podía dormir”, y varios más, que son de antología, mini-cuentos aparecidos en sus libros Obras completas (y otros cuentos) y en La oveja negra y demás fábulas . El cuento de hoy alude a una faceta diferente a los tres cuentos citados al comienzo, y que, también, fue muy importante en su vida, la de pensar el mundo social.

Corre, John Updike

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En 1960, John Upike impactó al mundo literario con su novela -que se convertiría en una saga sobre el mismo personaje, premio Pulitzer de literatura en los ochentas, si no estoy mal-, Corre, Conejo . Novelas, cuentos y poemas, a más de su producción peridística, que siempre estuvieron referidos a las resurrecciones de los estratos medios de la sociedad norteamericana En el 2006, publicó Terrorismo , su última obra. Acaba de morir ayer, víctima de un cáncer de pulmón. Dos veces Pulitzer, sinembargo, se fue sin el Nobel. Corre, John, corre. Que nosotros te seguiremos leyendo.

Tomás Eloy Martínez, Borges, Cortázar y Duizeide

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Hace unas semanas, no recuerdo en dónde, dijo el narrador, periodista y profesor, Tomás Eloy Martínez (Tucumán, 1934), algo así –no son sus palabras textuales- que después de Borges y Cortázar no habíamos vuelto a tener escritores argentinos de verdad. Me pareció dura la afirmación, más viniendo de Tomás Eloy, a quien admiro mucho por muchas razones, y quien acaba de lanzar su nueva novela Purgatorio (a Soledad Gallego le dijo esto en una entrevista a raíz de su nueva novela: “La idea original era narrar la vida cotidiana de los argentinos, no los campos de concentración, no los tormentos, no las muertes horrendas, sino la grisura de la vida cotidiana. Sobre todo, algo que me perturbaba estando afuera muchísimo, ¿cómo no se reacciona, cómo se mira para otro lado? Las dictaduras no son posibles sin una complicidad colectiva; una cierta forma de resignación o de complicidad colectiva. La fuente de esa complicidad, creo, es la ignorancia. El gran recurso de los autoritarismos es obligarte

Un poema de Alejandro Oliveros

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Bejuma Esa tarde en Bejuma no debe haber pasado nada; de sus olores a pan caliente, es probable que ya nadie se acuerde. Los campesinos fueron temprano a sus casas y nosotros a la nuestra. Las luces del pueblo no se apagaron antes ni después; las aguas del río siguieron suavemente su curso y las siembras de tabaco recibieron su dosis diaria de agua fresca. Mi tía rezó completo su rosario y luego estudió un poco de inglés. Ese día tal vez haya sido menos húmedo y caliente. Como de costumbre, los vientos no inclinaron las copas de los árboles ni aullaron sobre el tejado. Sin embargo, esa tarde en Bejuma, hace un poco más de veinte años, los limones del patio de la casa estuvieron más amarillos y jugosos. "Bejuma" fue tomado del No. 132 de la revista venezolana, Poesía , fundada en 1971 por el poeta y ensayista Alejandro Oliveros (Valencia, Edo. Carabobo, Venezuela, 1948), hoy una de las revistas de poesía con mayor tradición y peso en Latinoamérica. Oliveros trató de estudiar m

Un cuento de Guillermo Bustamante Zamudio

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Convicción de justicia Un hombre fue culpado de un delito que no cometió. El había visto complacido cómo, en los últimos años, la justicia de su país se hacía cada vez más enérgica y las penas se volvían bastante severas. Siempre estuvo orgulloso de este proceso y lo expresó, con buen espíritu cívico, participando de todo acto por el cual el pueblo aprobaba las acciones gubernamentales. Condenado a muerte, le molestaba no poder probar su inocencia. Escapó de prisión y, en pocos días, atrapó y entregó al malhechor, a quien un jurado condenó inmediatamente a la pena capital. En su nueva situación, se le volvió a juzgar; esta vez por escapar de prisión, burlar a la justicia, no obedecer a los llamados que se le hacía y por apersonarse de asuntos oficiales. Encontrado culpable, fue sentenciado a muerte. Pero esta vez no mostró contrariedad alguna. Este cuento, “Convicción de justicia”, hace parte del libro Convicciones y otras debilidades mentales , de Guillermo Bustamante Zamudio (Cali, 1

Recuerdo a J. Eduardo Jaramillo Zuluaga

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En la última semana de diciembre de 2008, la muerte puso su huevo mortal para llevarse a J. Eduardo Jaramillo Zuluaga (para evitar homónimos, que no faltaban, él anteponía la J.), a Harold Pinter (aunque las nuevas generaciones no lo saben, antes de ser Nobel, por allá en los 70s., Pinter hizo parte de nuestros repertorios en Bogotá: el teatro del absurdo no fue solamente Beckett) y al inolvidable Julio Nieto Bernal, con su muy particular voz y su indeclinable vocación por la cultura, que lograba filtar en la radio (aunque el patrón no lo admitiera). Pero la muerte accidental de J. Eduardo, a sus 51 años, sí nos dejó quietos en primera base. Fuimos contertulios en su primera época de estudiante javeriano. Después vino su exilio voluntario en Estados Unidos. Y en la última etapa trataba de compaginar con su país. Caleño, tenía todas las señas como tal: puntilloso, de humor negro, refinado, detallista en sus análisis, purista y, a la vez, anarquista, más filósofo que crítico de la litera

Premio Hispanoamericano de Novela La otra orilla 2009

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Es su quinta convocatoria, con el patrocinio del Grupo Editorial Norma y la Asociación para la Promoción de las Artes (Proartes). El jurado está integrado por los escritores Roberto Ampuero (Chile), Pere Sureda (España) y Jorge Volpi (México). El premio es de 100.000 dólares y la publicación de la obra. Podría ser la primera vez que quede en Colombia. Buena suerte (se necesita, además de escribir bien). Resumo: Los participantes deben tener más de 18 años, no importa la nacionalidad. Las novelas deben presentarse en castellano, inéditas, originales y no premiadas. Las novelas deben tener una extensión mínima de 180 páginas, tamaño carta, doble espacio, por una sola cara, ojalá en Arial 12, y acompañadas con copia digital en CD. Debe enviarse un ejemplar con seudónimo, y en sobre aparte adjunto los datos de identificación completos, con un documento en el que se declara conocer y aceptar las bases, que no no se halla comprometida en ningún concurso y que están libres sus derechos de au

Sandoná, Otavalo, Quito

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Luego de Isnos-Popayán, se hace Popayán-Pasto, en cuatro o cinco horas, por la Panamericana, una carretera que debería estar con señalización de kilometraje, de nombres de pueblos, de puentes, porque el paisaje es maravilloso. De lo frío a lo caliente, de lo indígena a lo negro y a lo mestizo. Las poblaciones han mejorado. En El Bordo ya se puede almorzar. Y el remonte a los Andes del Ensilladero es espeluznante. Se entra a Pasto por la famosa colcha de minifundios que tantos pintores han registrado en sus cuadros. Y no se puede llegar de noche a Sandoná (a 45 minutos de Pasto) porque los abismos se llenan de una espesa neblina (foto, a las 6:30 p. m.) que enceguece todo. Bello y gris espectáculo. Y, como siempre en nuestras carreteras de provincia, un tramo de diez kilómetros se quedó sin pavimentar, aunque en el presupuesto y en el mapa estén saldados. En Sandoná, un pueblo crecido a lo lejos sobre las faldas occidentales del volcán Galeras, con clima cálido en el día y frío en las

Un poema de Rogelio Echavarría

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El transeúnte Todas las calles que conozco son un largo monólogo mío, llenas de gentes como árboles batidos por oscura batahola. O si el sol florece en los balcones y siembra su calor en el polvo movedizo, las gentes que hallo son simples piedras que no sé por qué viven rodando. Bajo sus ojos –que me miran hostiles como si yo fuera enemigo de todos– no puedo descubrir una conciencia libre, de criminal o de artista, pero sé que todos luchan solos por lo que buscan todos juntos. Son un largo gemido todas las calles que conozco. "El transeunte", poema del libro homómino de Rogelio Echavarría (Santa Rosa de Osos, 1926), sigue siendo un clásico. El año pasado la revista española Palimpsesto , lo reprodujo una vez más. Es uno de los poemas colombianos más publicados en antologías y selecciones, desde cuando apareció en la primera edición del Ministerio de Educación, en 1964. Por eso va en este domingo de poesía. [En la foto, portada de la edición de la Universidad de Antioquia, M

Un cuento de Guillermo Velásquez Forero

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Vuelo heroico Uno que se atrevió a volar entre los rascacielos, se estrelló contra un edificio transparente; su ilusión de vuelo rebotó abatida por las trampas del cielo, y cayó desnucado. Los sobrevivientes rematamos las alas en subasta pública y ahora andamos a pie, aprendiendo a subsistir de milagro en el asfalto, pues no existen gafas o lentes de contacto que nos permitan ver los muros invisbiles. Guillermo Velásquez Forero nació en San Vicente de Chucurí (Santander), nombre sacado de una de sus minificciones, y vive en Tunja aprendiendo el frío desde hace 30 años. Aunque poeta (ha ganado varios concursos de poesía y cuento a nivel departamental y nacional, y ha publicado libros como Militante sin reino y Luz de fuga ), su especialidad es el cuento corto. El año pasado publicó, con prólogo de Guillermo Bustamante Zamudio, una recopilación de sus cuentos con el título de La bestia divina , que somos todos los humanos. En general, un animal parecido o del género de los insectos, nos

Pitalito-Isnos-Popayán

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A todos les cuento que con Lucas (11 meses), sus padres y mi esposa, hicimos a comienzos de enero, en un Terios normal, la ruta Pitalito-Popayán, arrancando desde Isnos, en la maergen izquierda del río Magdalena. Y todos creen que esa es la misma ruta La Plata-Popayán, la vieja carretera que conecta al centro del país y el Huila con el occidente colombiano -muy larga y mala-, cuando uno no quería pasar La Línea. Pues no. Isnos-Popayán es una trocha más o menos nueva que, sin pavimentar, lo pone a uno en cuatro o cinco horas en la capital del Cauca, de paso al sur sur. Si estuviera pavimentada, serían una hora y media a Popayán, porque son apenas 120 kilómetros los que separan a Isnos (donde se encuentra el Alto de los Ídolos con sus estatuas a color) de Popayán. Pero la indigencia estatal todavía mantiene a esa vía en lo que puede denominarse una trocha, así todos los días transiten por ahí los buses de Transipiales, Sotranscauca, las camionetas Estelares y otros atribulados transport

Un poema de Emily Dickinson

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115 ¿Qué posada es esta a donde de noche llegan extraños viajeros? ¿Quién es el propietario? ¿Dónde están las criadas? ¡Mirad qué habitaciones tan raras! Ninguna lumbre flamea en este mundo, ningún vaso rebosante de licor os espera. ¡Posadero nigromante! ¿Quién mora en estas obscuridades? El poeta y profesor santandereano, con residencia en la costa norte por muchos años y ahora habitante de la capital colombiana, Hernán Vargascarreño, tradujo al castellano 52 poemas de los 1775 que comprende la obra completa de la solitaria, misteriosa y contestataria poetisa norteamericana Emily Dickinson (1830-1886), y él mismo los editó en libro con el título de ¿Quién mora en estas oscuridades? Título que sale del poema que he transcrito para ustedes. La edición es bilingüe, se consigue en librería y sirve para entender cómo de los oficios de la casa pueden salir pensamientos y versos que castigan la insensibilidad del ser humano. Hernán también tradujo a Edgar Lee Masters.

Un poema de Carlos Pezoa Véliz

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Tarde en el hospital Sobre el campo el agua mustia cae fina, grácil, leve; con el agua cae angustia: llueve… Y pues solo en amplia pieza yazgo en cama, yazgo enfermo, para espantar la tristeza, duermo. Pero el agua ha lloriqueado junto a mí, cansada, leve; despierto sobresaltado: llueve… Entonces, muerto de angustia ante el panorama inmenso, mientras cae el agua mustia, pienso. Cuando conocí este libro de poemas, La vida es así , del chileno Carlos Pezzoa Véliz (1879-1908), gracias a la edición que hiciera el poeta andaluz, Fracisco José Cruz, director de la revista Palimpsesto , se me ocurrió muy parecido a nuestro Tuerto López. He escogido este poema del poeta fundador o fundacional de la poesía chilena, uno de los menos directos, irónicos y “prosáicos”. También me ha recordado a Luis Vidales. Sólo que Pezzoa, tan distinto a Pessoa, apenas vivió 29 años. No era nada adjetivado.

Un cuento de José Cardona López

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Que trata de la indagatoria al ingenioso caballero don Miguel -¿Lugar? -De la Mancha. -¿Nombre? -No quiero acordarme. -¿Por qué? -No sé. No quiero. -¿Apellido? -Hidalgo. -¿De cuáles? -De los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. .. -Gracias, eso es todo. -… una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches… -¡Basta! ¡Basta! -… algún palomino de añadidura los domingos… -¡Basta! ¡BAS-TA! Que siga el próximo caballero. En 1994, la Universidad del Valle publicó la Antología del cuento corto colombiano , compilación que habían trabajado dos escritores expertos en el tema, Guillermo Bustamante Zamudio (Cali, 1958) y Harold Kremer (Buga, 1957). La antología tuvo tanto éxito que luego se ha editado dos veces más por la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá. No se si entre cada una de las ediciones han corregido y aumentado los cuentos; pero en la última dicen que ya preparan la Segunda antología del cuento corto colombiano , sin meterse en las ho