Entradas

BITÁCORA RIVERIANA (2). EXPEDICIÓN AL CORAZÓN DE RIVERA

Imagen
  Rivera en Yavita, 1923 BITÁCORA RIVERIANA (2) Expedición al corazón de Rivera Isaías Peña Gutiérrez   Nació y murió en el camino, corriendo, haciendo cosas, algunas grandes y peligrosas. Así fue José Eustasio Rivera. Viajó a tantas partes que hoy, todavía, algunos niegan o se confunden con esos itinerarios. Ayer, no más, un escritor amigo me negaba que Rivera hubiera estado en Manaos, de paso, Amazonas abajo, para Belém do Pará. Por el contrario, otros afirman que navegó por el río Caquetá, sin que haya ningún testimonio. Aunque sí estuvo en Florencia. De sus infinitos viajes -nunca paró, repito-, algunos se convirtieron en expediciones. Porque no se puede calificar de otra manera su viaje, como secretario jurídico de la Comisión Demarcadora de Límites con Venezuela, entre septiembre de 1922 y octubre de 1923. Se pensó que sería un viaje corto, pero los incumplimientos de los gobiernos para con la comisión, más las durezas imprevistas en ríos y selvas, lo convirtió en la ex

BITÁCORA RIVERIANA (1). EDUARDO NEALE-SILVA

Imagen
  BITÁCORA RIVERIANA (1) Sobre Eduardo Neale-Silva   La historia literaria suele ser injusta e ingrata con los escritores que se dedican a preservar la memoria de otras personas. Nadie recuerda sus nombres y si pasaron por alguna universidad, el olvido los cobija, fácilmente. Lo he comprobado con Eduardo Neal-Silva, el único biógrafo, hasta ahora, de José Eustasio Rivera.         Guardo un par de cartas suyas, de cuando, hace un poco más de 35 años, quisimos (el Departamento del Huila) traerlo a Colombia para el primer centenario del nacimiento de José Eustasio Rivera (1888-1988), a quien él le dedicó varios lustros de investigación hasta publicar la extensa y única, repito, biografía, Horizonte humano. Vida de José Eustasio Rivera . Fue imposible que viniera porque ya no resistía la altura de Bogotá. La biografía sobre Rivera debía ser continuada, como lo dice Neale-Silva en la “Introducción”, pero no ha sido escuchado. En 19141 recibió el apoyo de una beca de la Fundación G

Fiesta del Libro de Villavicencio, 2023

Imagen
  Jaime Fernández Molano Entre los fenómenos culturales de los últimos cuarenta años, algo así, encontramos el crecimiento entusiasta de las llamadas ferias del libro, que algunos han bautizado de otras maneras, fiestas, encuentros, o palabras compuestas como Filvorágine, la que se realizará en la primera semana de noviembre en Neiva, un abreboca al centenario de la primera edición de la novela de José Eustasio Rivera, o como la Filvi23, la Fiesta del Libro de Villavicencio, que acaba de pasar entre el 26 de septiembre y el 1 de octubre de 2023, bajo la dirección del escritor y director de la Fundación Entreletras, Jaime Fernández Molano, poeta y narrador, gestor cultural del Meta y oriente llanero desde el siglo pasado. Con Pedro Badrán y Jaime Fernández, en Carpa Cultural de Los Fundadores     La nómina de escritores y artistas, varios cantautores internacionales, invitados al evento, que tuvo como sede al Parque Fundadores y otros recintos culturales de la inmensa ciudad que es hoy

50 años de Pijao Editores

Imagen
  Del 7 al 10 de septiembre de 2022, escritores de España, Estados Unidos y Colombia se reunieron para celebrar los 50 años de Pijao Editores, fundada en Ibagué en 1972.  La historia la contó Jorge Eliécer Pardo Rodríguez, uno de sus fundadores en la inauguración del Encuentro Internacional de Colombianistas “Pijao Editores 50 años”, en la Sala Alberto Castilla del Conservatorio del Tolima, Ibagué. Él, con su hermano Carlos Orlando, narrador, ensayista, gestor cultural y editor, crearon esa empresa cultural que, contra viento y marea, ha salido adelante y ya comenzaron otro medio siglo de ediciones. Además, en esos tres días de ponencias, conferencias, mesas redondas y conciertos musicales, quedó sentado cómo han logrado establecer redes culturales, académicas y literarias, en Ibagué, a nivel nacional e internacional.       Cincuenta años se celebrarían con cincuenta libros. Hablar de todos ellos es casi imposible. Y de cada uno de los que circularon por los días del encuentro se deber

A veces llegan libros (4)

Imagen
Hace un par de meses pasamos por la casona, El Aleph, que tiene en el pie de monte llanero, en Restrepo, Meta, el escritor Jaime Fernández Molano. Además de poeta y narrador y periodista y gestor cultural, Jaime es editor. Con su sello Entreletras (Villavicencio, Meta) le ha dado salida a nuevos y viejos autores del oriente colombiano. Estos son algunos de sus últimos títulos: El hombre que se mece. Historias mínimas , de Jaime Fernández Molano, 2019. Son 40 viñetas, minificciones, poemas, minicuentos, textos muy bien concebidos, narrados y con gran sentido poético. Como este “Secreto”, que transcribo:         “El zorro susurra al oído del búho y ambos huyen. Nadie sabe qué le dijo.         -Solo la noche conoce el secreto -dice alguien, mientras un aullido rompe el silencio y un leve aleteo sacude el brillo de la Luna.”         El libro tiene como epílogos cuatro comentarios de Carlos Castillo, Arturo Guerrero, Nayib Camacho y Henry Benjumea.   Continuidad del horizonte, Selección de

A veces, llegan libros (3)

Imagen
POESÍA LETRA A LETRA : En esta cálida y cuidada colección de poesía, Poesía letra a letra , que Luz Eugenia Sierra dirige desde hace unos siete años, han aparecido más de 20 cuadernos, que uno recuerda por su fondo negro y sus títulos enmarcados en blanco y a color, diseño de Óscar Pinto Siabatto. Repaso algunos de ellos (entre 60-70 páginas): No. 5, Casa sin puertas (2016), del gran poeta y narrador antioqueño, Óscar Hernández Monsalve , quien muriera al año siguiente de esta publicación; No. 6, Doctor Kafka (2015), cuyos originales reposan ya en la Universidad de Princenton; No. 7, Shir. Canto en el umbral (2016) , de la poeta barranquillera Mónica Gontovnik; No. 8, Después de la lluvia, los árboles lloran (1916), de Melibea, poeta bogotana nacida de los poetas Fernando Garavito y María Mercedes Carranza; No. 9, Casa que respira (2016), del poeta, profesor, novelista, ensayista, Samuel Jaramillo González; No. 22, Aviso de la casa (2022), del poeta, profesor y ensayista nariñense

La brega de María Paulina

Imagen
En tiempo de elecciones, hablemos de temas no tan peligrosos.  Hace más de una década, en Colombia, los dueños de los principales periódicos de la capital de la república decidieron acabar con los que llamábamos suplementos literarios dominicales. En los años 60, nosotros, los muchachos de entonces, sabíamos del mundo literario porque lo leíamos en “Lecturas Dominicales” de El Tiempo y en el “Magazín Dominical” de El Espectador . Allí hicimos primaria, secundaria y pregrado de literatura, arte y cultura. De allí surgieron nuestros escritores, los que ganaron o perdieron los premios nacionales e internacionales, incluido un Nobel.      S in embargo, llegó un momento (lo viví en “carne propia”, así se decía) en que esas fuentes de riqueza, por caprichos personales acá en Bogotá (en el resto del mundo no sucedió lo mismo), desaparecieron. (En otra oportunidad, después de elecciones, hablaremos del tema). Y, entonces, esos dos medios literarios, básicos y fundamentales para nuestra cultur